A straw hat on a wooden chair

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Translation via Jennifer Rodriguez

Estaba en la secundaria cuando mi mejor amiga blanca me dijo que su abuela odiaba a los mexicanos. Me dijo que su abuela deseaba que volviéramos a México. 

Recuerdo esa sensación de hundimiento en el estómago mientras trataba de comprender lo que me estaba diciendo. Estaba consternada al darme cuenta de que su abuela probablemente no era la única persona blanca que pensaba eso.

Las dudas se deslizaron. ¿No merecíamos estar aquí? ¿Es ella más americana que yo porque es blanca?

Más tarde, pensaría en la réplica atrevida que desearía haber hecho. “¡Mi gente poseyó esta tierra primero! ¡Los mexicanos estaban aquí primero!”

Cómo mexicana-americana, siempre he tenido que luchar por el orgullo de mi herencia y luchar contra el sentimiento de inferioridad. Ahora, en el punto más alto de la agitación racial en 2020, he estado experimentando la misma consternación y el mismo fuego dentro de mí para defender mi herencia. Hay un deseo profundo—de envolverme en mi cultura para sentirme segura, vista y valorada. 

Hay un deseo profundo—de envolverme en mi cultura para sentirme segura, vista y valorada.

El Mes Nacional de la Herencia Hispana se estableció en 1968 para hacer precisamente eso: celebrar las culturas y los logros de la comunidad hispana y latina en los Estados Unidos. Comenzó como una observación de una semana y, bajo el presidente Reagan, se expandió a una celebración de un mes del 15 de septiembre al 15 de octubre. Personalmente me siento desconectada de este mes y sé que no soy la única latina que se siente de esta manera. No recuerdo celebrar ni reconocer este mes hasta quizás en la universidad cuando me uní a la Asociación de Estudiantes Latinos en la universidad.

El Mes de la Herencia Hispana no se siente significativo para mí, y creo que esto se debe a que mi camino educativo hasta la universidad careció de las contribuciones históricas y los logros de mi comunidad. Nuestra cultura en general tampoco reflejaba a personas que se parecían a mí. Esta es una triste pérdida para la niña que no supo su valor cuando se le presentaron palabras que la hicieron cuestionar si pertenecía a su propio país.

He llegado a la conclusión de que este mes y su propósito original deben ser reclamados. Sé que nosotras, la comunidad Latinx, tenemos una profunda historia en este país. Tenemos una historia llena de latinas pioneras. Necesitamos recuperar nuestro orgullo: en nuestra gente, nuestras culturas, nuestros idiomas y todas las naciones gloriosas que representamos. Reconozcamos y abracemos las contribuciones de cada grupo étnico, incluyendo a nuestras hermanas Afro-latinas e Indígenas, mientras buscamos representar plenamente a nuestra hermandad. 

Necesitamos recuperar nuestro orgullo: en nuestra gente, nuestras culturas, nuestros idiomas y todas las naciones gloriosas que representamos.

Las pequeñas niñas latinas nos están mirando. Debemos enseñarles y mostrarles quiénes pueden ser. Debemos reflejar quiénes pueden ser.

Seamos inspiradas por latinas que ya nos han precedido, como Ellen Ochoa, la primera latina en ir al espacio o Dolores Huerta, la líder de derechos civiles que acuñó la frase “Sí, se puede.” Dejémonos inspirar por Sonia Sotomayor, la primera jueza latina de la Corte Suprema. Dejémonos inspirar por Julia de Burgos, una poeta latina conocida por su poema “Yo Misma Fui Mi Ruta.”

Dejémonos ser inspiradas por la cantante-compositora y activista latina Joan Baez, quien interpretó en la Marcha en Washington en agosto de 1963. Dejémonos ser inspiradas por la escritora Sandra Cisneros, autora de la amada novela “La Casa en Mango Street.” Dejémonos ser inspiradas por Yalitza Aparicio, actriz de Oaxaca, quien se convirtió en la primera mujer indígena y la segunda mujer mexicana (después de Salma Hayek) en recibir una nominación al Oscar a Mejor Actriz por su papel en la cinematografía “Roma” de 2018.

Que podamos reconocer a las muchas, muchas más latinas que han logrado tanto a lo largo de la historia y a las muchas que actualmente están en sus propios caminos pioneros. Que podamos celebrarnos a nosotras mismas, no solo durante un mes al año, sino todos los días del año. Que podamos seguir construyendo un mundo en el que nuestros hijos no necesitan luchar para ser vistos y representados, desde sus libros de historia hasta los medios de comunicación, la Casa Blanca y todas las avenidas de la sociedad que existen.

Que podamos enorgullecer a nuestros antepasados. Llevamos sus narrativas dentro de nosotras. ¡Qué regalo tenemos para ofrecer al compartirlos entre nosotras!

¿Tu educación primaria incluyó una representación diversa de la historia estadounidense? ¿Celebras alguno de los meses del patrimonio cultural americano? ¿Por qué o por qué no?

Imagen vía Raisa Zwart Photography

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